Muy buenos días! Durante los últimos meses del 2016 estuve ejerciendo funciones de blogger pero no acá, sino en la página de Microsoft, MSN.com. Fue un trabajo auspiciado por la cadena de hoteles Marriot que incluía recorridos inusuales u originales en Santiago de Chile y en Buenos Aires (también en Bogotá, pero esos los hizo otro bloguero de allá).
En su momento compartí los links de cada articulo a medida que fueron saliendo, pero como ya no están más online, voy a ir publicando por acá algunos de los que más me gustaron, para que queden y los puedan consultar cuando quieran. Hoy, un paso a paso para que conozcan el Barrio Yungay de Santiago...
Tengo una predilección especial
por el barrio Yungay, sus aires nostálgicos, sus casas de fachada continua,
antiguos almacenes, pasajes históricos y coloridos murales. Está lleno de
sorpresas, nunca me decepciona. A pesar
de ser reconocido como “zona típica”, este es un destino atípico. Me he dado
cuenta de que muchas personas, tanto turistas como residentes, no lo conocen.
Les interesa, pero no se deciden a ir porque no saben por dónde empezar ni cuáles
son los lugares dignos de ver.
Yungay está cerca, a unas pocas
cuadras del centro y de La Moneda. Se puede llegar en metro y es tranquilo, fui varias veces en días de semana cerca del mediodía, sola o acompañada, y
siempre me sentí segura. Hoy mi misión es que se decidan a descubrirlo.
Para facilitarlo, los voy a llevar de la mano, paso a paso por mi camino
preferido, donde van a poder apreciar los más lindos tesoros del barrio en una
cómoda caminata.
El barrio Yungay es uno de los
más antiguos de Santiago. Sus años de esplendor fueron entre fines del siglo
XVIII y principios del XIX, cuando estuvo habitado por familias de élite,
personalidades políticas, intelectuales y artísticas de la época. A partir de
1930 las clases altas migraron hacia la zona oriente de Santiago, entonces las
familias que quedaron ocuparon las antiguas viviendas, las subdividieron, y
comenzó el deterioro del barrio. Durante décadas no se hizo ninguna inversión,
por eso el paisaje nos muestra grandes casonas de elegante arquitectura,
sumidas en la decadencia. En 2009 se lo declaró zona típica, y muy de a poco
empiezan a verse algunos esfuerzos de recuperación.
Vamos a comenzar nuestro paseo en
la estación de metro Cumming, en Ricardo Cumming y Catedral, a fin de que sea
un punto de partida accesible para todos. Caminamos una cuadra hacia el norte
para adentrarnos en el barrio por Santo Domingo en dirección Oeste. Los muros
de esta calle constituyen una verdadera galería de arte callejero, están
completamente cubiertos de coloridos murales. En la esquina con General Bulnes se
encuentra el Palacio Álamos, inmueble de conservación histórica que fue
recuperado y reabierto al público hace apenas un mes (abre de lunes a viernes de
10 a 21hs. y los sábados 10 a 18hs.).
Las calles perpendiculares que
vamos cruzando, con sus casas de colores, también son muy interesantes; podemos
desviarnos un poco pero después volvemos a nuestra ruta. Continuando por Santo
Domingo pasamos por el lado sur de la plaza Yungay y junto a la Iglesia San
Saturnino, un edificio precioso que debió ser cerrado tras los daños que le
causó el terremoto de 2010, y hoy se encuentra en un estado lamentable. En la
cuadra siguiente, una casa amarilla sobre mano izquierda es el hostal El Raco,
que es al mismo tiempo bar, venta de antigüedades y de cactus y suculentas. Podemos
subir a la terraza a ver un poco de Yungay desde la altura y llevarnos una
plantita de recuerdo.
Al llegar a la esquina doblamos a
la izquierda por Esperanza y avanzamos dos cuadras. En todo momento vamos
prestando atención a la arquitectura, a los murales y a los lindos zaguanes que
se pueden espiar desde las puertas entreabiertas. Ahora nos dirigimos a visitar
tres pasajes históricos: en primer lugar, haciendo media cuadra a la derecha
por Compañía de Jesús nos encontramos con el pasaje Lucrecia Valdés de Barros
Borgoño, precioso. Lo atravesamos de norte a sur. Al final doblamos a la
derecha por Huérfanos, y la segunda calle que encontramos es el pasaje Adriana
Cousiño, el más colorido y lleno de vegetación.
Por practicidad, abandonamos
Adriana Cousiño por donde entramos y volvemos atrás. Caminando 200 metros por
Huérfanos hacia el oriente llegamos al tercer pasaje de este recorrido, Hurtado
Rodríguez, conformado por casas pareadas, en su mayoría estilo Tudor, con
lindas rejas y puertas dignas de observar. Atravesamos el pasaje de sur a norte,
volviendo a salir por Compañía de Jesús.
En este punto estamos a sólo
media cuadra de la estrella del lugar: la Peluquería Francesa, ubicada en Compañía
de Jesús y Libertad. Hemos dejado lo mejor para el final. Esta peluquería se fundó en el año 1868, a
cargo de tres maestros peluqueros franceses. Funcionaba en un local de la calle
Santo Domingo, atendiendo al personal del consulado y a distinguidos vecinos
del barrio Yungay. Dos veces cambió de local, pero en 1925 se instaló en su
ubicación actual y pareciera que desde entonces nada ha cambiado. Nos asomamos,
saludamos y pedimos permiso para entrar a mirar. Los secadores de pelo, pavas
eléctricas y terminales "posnet" pasan casi desapercibidos en este
hermoso caos de reliquias. El local todavía funciona normalmente, cualquiera
puede ir a hacerse un corte de pelo o afeitarse a la navaja por $7000 (casi 10
dólares).
Cristián Lavaud, descendiente de
los fundadores, tuvo la idea de abrir junto a la peluquería un restaurant, que
es a la vez museo y anticuario. Esta es la parada gastronómica de nuestro
recorrido y es imperdible. Todos los muebles del Boulevard Lavaud están a la
venta, su ambientación es única, casi teatral, la comida muy rica y las
personas que trabajan ahí siempre muy dispuestas a contar sobre la historia del
lugar.
Junto a la peluquería Francesa, sobre
la calle Libertad, encontramos el Antiguo Almacén, otro aporte de la familia
Lavaud al patrimonio de la ciudad. Es un verdadero almacén en plano
funcionamiento, con su arquitectura y ambientación originales, donde uno puede
entrar a comprar huevos, verduras o conservas y sentir que ha hecho un viaje en
el tiempo.
Frente a esta esquina, un
edificio blanco enorme e impecable es el Centro Nave, un centro para la
creación y las artes, en una casona patrimonial recientemente restaurada. Muy
lentamente el barrio comienza a dar señales de recuperarse del olvido y la
decadencia en que lo dejó el paso del tiempo. Los vecinos son en gran parte los
responsables de las mejoras; ellos junto a organizaciones públicas y privadas hacen
un enorme esfuerzo por dar vida al barrio y consagrarlo como un referente
turístico y cultural.
Desde aquí podemos volver por
Catedral hasta Ricardo Cumming, a la estación de metro de donde partimos. No
hemos visto todo, pero para una primera vez es suficiente. Queda para una
próxima visita recorrer el Parque Quinta Normal, su invernadero y sus museos. Ahora
que conocemos el barrio, es mucho más fácil volver.