La sección
"Habitar" del Blog de Juana sigue creciendo. Les comparto los últimos posts que escribí. Los primeros habian sido:
La casa perfecta,
Cambiarse, y
Permanencia. Ahora es dejo acá los últimos 4, espero que les gusten!!! Siempre pueden entrar a leer todos al blog de Juana.
Post #4: Decoración personal
Hablar de decoración siempre me resulta complicado porque es
un tema que está en el limbo entre lo necesario y lo banal. Si le damos
demasiada importancia parece que olvidamos que hay otras tantas cosas más
trascendentes de las cuales hacerse cargo. Pero si lo dejamos de lado… nuestra
casa nos deprime. “Poner la casa linda” es un gesto natural en las personas.
Ordenamos, abrimos las cortinas para que entre luz, usamos colores que nos
gustan o ponemos flores en un florero. Lo hacemos cuando estamos alegres, o lo
hacemos para levantarnos el ánimo. Y funciona. Por eso no podemos desestimarlo;
a fin de cuentas, nuestro hogar tiene que hacernos sentir bien.
Entonces, decorar ¿es importante o superficial? Creo que tiene sentido esmerarnos por generar una atmósfera que nos reconforte y mejore nuestra experiencia de hogar. Cuando, en cambio, lo hacemos para seguir una moda, para imitar las fotos de las últimas tendencias, para despertar la admiración de personas que podrían visitarnos (y criticarnos), la decoración se vuelve frívola, un derroche de dinero, y un círculo interminable de insatisfacción.
Le consulté a María Tórtora, creadora de
Casa Chaucha, cómo
puede nuestra casa hacernos más felices: “primero tenemos que saber qué es lo
que nos hace felices, y después trasladarlo a nuestra casa. Recuerdos,
pasatiempos, colores, olores, amigos, familia, lo que sea. La casa es una
facilitadora de todos esos eventos”. En el vocabulario de Casa Chaucha, una
casa linda es un espacio de exploración personal, indiferente a las modas y
tendencias. Los interiores que encontramos en su sitio web son reales,
originales, adorables, llenos de personalidad. “Cuando elijo visitar una casa
es porque me doy cuenta de que las cosas no están puestas solamente para
decorar. Es un espacio que me transmite la riqueza de los habitantes, el estilo
de vida, las motivaciones. Es belleza genuina”.
¿Para quién estás decorando? ¿Quién te dicta cómo debe ser
tu espacio privado y personal? Si suspiras por esas sillas de diseñador, o te
lamentas porque tu casa no se ve igual a esa foto de Pinterest, pregúntate si
es eso lo que necesitas para que tú y tu familia compartan mejores momentos. En
realidad sólo hacen falta unas pocas cosas y un toque de cariño para hacer un
hogar acogedor.
Desterremos el “deber ser” en la decoración. Hagamos casas
únicas, que se parezcan más a sus habitantes y menos entre sí. Libérate de la
comparación, rodéate de objetos y vivencias que tengan sentido para ti, que te
hagan sonreír cuando te despiertas y cuando vuelves cansado. Busca en tu
interior lo que te hace feliz, definan como familia lo que les gusta, luego
trasládenlo a su casa. Y encontrarán belleza y alegría genuinas.
Post #5: Vida Interior
Este invierno que se quiso quedar más de la cuenta nos
retiene adentro cuando ya esperábamos pasar los días al aire libre. Imagino que
ahora mismo hay muchas personas mirando por la ventana, deseando que mejore el
clima. ¿Por qué estar en casa tiene que ser menos interesante que salir?
Nuestro hogar es el espacio donde nos relacionamos con las personas más
importantes de nuestra vida: la pareja, la familia, o nosotros mismos. Por eso
el tiempo que pasamos ahí merece que le demos una oportunidad para ser especial
y placentero.
Quedarse en casa puede ser un plan tan atractivo como
cualquier otro. Basta con modificar algunos detalles para que algo cotidiano se
convierta en un evento especial. Donde hay niños, mirar una película es un
pasatiempo habitual, pero si organizamos una Noche de Cine, repartimos entradas
y hacemos palomitas, se transforma en un plan diferente y mucho más
emocionante. De la misma manera podemos tener un show de talentos, una
discoteca, karaoke, acampes en el living, el cumpleaños del gato, y todo lo que
la imaginación nos sugiera. ¡Lo mejor es que podemos hacerlo en pijama y
descalzos!
La propuesta es congregar a la familia con actividades que
nos diviertan a todos; no necesitan ser grandes cosas ni durar mucho tiempo.
Jugar a las escondidas o bailar un rato todos juntos es suficiente para los más
chiquitos. Cuando crecen, se puede aprovechar sus intereses para inventar
juegos en familia: filmarnos y usar las aplicaciones de los celulares para
crear videos divertidos; organizar campeonatos de Play Station o Xbox, de
cartas o de taca-taca; presentarnos mutuamente nuestra música favorita;
desafiarnos a encontrar los videos más divertidos de internet para reírnos
todos juntos.
La casa se hace hogar no por sus muebles y objetos, sino
principalmente por lo que vivimos en ella. Y los momentos compartidos en
familia crean recuerdos imborrables. A veces ni siquiera hace falta organizar
un juego: la ocasión se vuelve especial con un gesto como cambiar el lugar
donde comemos normalmente o poner la mesa linda sólo para nosotros. Porque
nadie es más importante ni merece más atención que los que viven en esta casa,
y es agradable transmitir ese mensaje.
Si es bueno hacer esto por los chicos, sin duda es
importantísimo para la pareja. A los adultos también nos beneficia un cambio en
la rutina, aunque sea pequeño. Una cena cualquiera se vuelve romántica tan solo
cambiando las luces por velas, vino y música. Recuperar los juegos de mesa,
volver a ver fotos o videos viejos, planear viajes (posibles o no), cocinar
juntos una nueva receta, darse un baño de espuma, y luego… lo que más les
guste.
¿Y si estás solo? Es
tu tiempo, aprovéchalo como un lujo y una cita contigo mismo. Date un baño de
inmersión, aprende algo en un curso online, baila, pinta un mueble, organiza
tus listas de música, relee cartas viejas, ordena tus cajones, escribe o
simplemente duerme, que nunca viene mal. Date tus gustos, recuerda lo que te
gustaba hacer cuando eras chico y juega. Nadie te ve, la libertad es absoluta.
Una casa alegre es una casa donde se permita vivir,
desordenar, ensuciar un poco, y donde se propicie el encuentro. Abramos el
juego, inventemos fiestas propias, llenemos nuestras casas de rituales,
fabriquemos tradiciones familiares y recuerdos felices. Cultivemos la vida
interior, que para enfrentarnos con el mundo habrá tiempo de sobra.
Post #6: Animarse al color
Una
vida de color rosa es una vida dulce y romántica, en inglés sentirse blue
(azul) es estar triste, y dicen que el verde es el color de la esperanza.
Cotidianamente les atribuimos sentimientos a los colores, y eso no es pura
fantasía. Se sabe que los colores despiertan emociones y pueden afectar la
forma en que percibimos los espacios.
¿Te
has fijado en cuál es la paleta de colores de tu living, de tu dormitorio? Si
los colores influyen en nuestro estado de ánimo, es importante que aquellos con
los que nos rodeamos nos hagan sentir alegres y en armonía.Vale la pena dedicar
un rato de pensamiento y planificación para que los colores de nuestros
ambientes sean realmente elegidos por nosotros, y no la consecuencia de una
suma de casualidades.
¿Cómo
elegirlos? Cada uno tiene sus colores preferidos, y esto tiene que ser lo
primero a considerar. La percepción es subjetiva y lo más importante es que tú
te sientas feliz con tu elección. De todos modos es bueno tener en cuenta
algunas claves, como por ejemplo que solemos sentirnos cómodos rodeados de
colores neutros y poco llamativos, porque proporcionan descanso y tranquilidad.
Los colores cálidos atraen la atención y tienen un efecto estimulante; son
colores vitales y alegres, pero conviene usarlos con moderación. Los colores
fríos producen una sensación de reposo y calma, y utilizados solos pueden ser
un poco tristes, por eso mejoran con algunos acentos de colores más cálidos.
Existe abundante material escrito sobre el uso de color en decoración, al final
mencionaremos algunos sitios donde puedes leer un poco más. Toma en cuenta todo
esto, pero confía en tu instinto.
Modificar
la paleta de colores de la casa no implica contratar un decorador ni gastar
mucho dinero. Unos pocos movimientos pueden generar cambios significativos:
intercambiar los cojines del living con los del dormitorio, mover cuadros o
fotos de lugar, poner a la vista algo que tenías guardado. No pienses sólo en
los adornos clásicos: cualquier objeto puede dar el toque de color, como una
lata de té, frutas, o una pila de revistas. Con inversiones mínimas también
puedes lograr grandes diferencias: imprimir láminas gratuitas de internet para enmarcar,
pintar una silla, comprar un florero o velas. Recuerda que todo el espectro de
colores está disponible. Muy atrás quedaron los tiempos en que los tapizados y
alfombras sólo se hacían en burdeos, mostaza o verde seco; hoy tenemos a
disposición todo el círculo cromático.
Te
invitamos a que juegues y experimentes con los colores. Aprovechando el
comienzo de una nueva temporada, atrévete a refrescar el aire de tu casa con
colores luminosos, veraniegos. Abandona los tonos opacos, apagados, y anímate
con algo que te haga vibrar. Prueba distintas combinaciones, diviértete, y
sigue cambiando, que tu casa es tu mundo y cambiar es estar vivo.
Sitios
web recomendados:
Acerca
del color, combinaciones y sensaciones asociadas:
Generadores
de paletas, para identificar la paleta de colores de tu casa subiendo una foto:
Simulador
de color. Para probar cómo quedaría un ambiente si cambiaras los colores:
Post #7: Si estas paredes hablaran
Mi cuñada es diseñadora de interiores, y me contó que cuando
estudiaba, una profesora les pidió que llevaran a la primera clase fotos de sus
casas. Las usaron para presentarse: el resto del grupo debía adivinar
características de la persona a través de sus fotos. De este modo demostraban
que -consciente o inconscientemente- las casas dicen mucho de sus dueños. Si
asistieras a esa misma clase, ¿qué podrían adivinar tus compañeros mirando las
fotos de tu casa?
Nuestras casas hablan de nosotros. Dicen si en una familia
hay músicos, si hay cinéfilos, si hay lectores o deportistas. Revelan si los
habitantes toman vino, si les gusta la playa, la montaña o el campo, si están
siempre con amigos, si trabajan o si estudian, si tienen ascendencia rusa, si
son religiosos, si su abuela bordaba o si alguien estudió arquitectura. La vida
se manifiesta, las pasiones dejan huellas.
¿Qué dice tu casa de ti? A veces, enfocados en seguir una
moda o un ideal, llenamos la casa de objetos traídos de afuera, que no nos representan.
Conseguimos casas hermosas, sin duda, pero para ocupar la portada de un
catálogo; casas que podrían ser de cualquiera.
Deja que tu casa cuente tu historia, que revele tu carácter,
tu particularidad. Para eso, la propuesta es hacer el camino inverso: en lugar
de traer desde afuera (adornos), dejar que la estética brote de nuestro
interior. Nuestros amores, nuestras creencias, recuerdos, nostalgias o
tradiciones salen a la luz materializándose en objetos que sí tienen sentido:
muebles pintados por nosotros mismos, cuadros de un pariente artista, algún
juguete de la infancia, un pañuelo bordado por la abuela y enmarcado,
instrumentos que de verdad hacen música y libros que realmente se leen.
Aparecen evidencias de viajes, pistas de vidas pasadas, costumbres familiares,
pequeñas colecciones y obsesiones. Una comunidad de objetos que, hilados,
cuentan una historia: la tuya.
Si estás en el momento de armar tu casa por primera vez, te
sugiero que no te apures en llenarla con “decoración”. Empieza con lo
imprescindible y deja que los objetos lleguen a ti de a uno. Recupera algo de
tu pasado, busca en la casa de tus padres o abuelos elementos con valor
sentimental, compra algo sólo si tiene mucho sentido para ti, sé selectivo.
Si tu casa ya está completa pero sientes que no te refleja
fielmente, también puedes remediarlo. Regala aquello que no te hace feliz, y no
tengas prisa en reemplazarlo. Deja el espacio vacío para permitir que aparezca
algo mejor; pronto quizás llegue a tus manos algo que te gusta más, o descubras
que en realidad no necesitabas nada ahí. Y esta última idea aplica no sólo para
la decoración, aplica para la vida.
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La colección de cajitas de fósforos era de mi abuelo. Tenerla es más significativo que poner una foto suya: tengo su manía, su sentido del humor, su espíritu viajero, el aroma exacto de su casa y la fascinación que me provocaba curiosear entre sus cosas. Este es el tipo de tesoros que me gusta tener en casa. |
Aclaración: las 3 primeras fotos de este post son de La Casa de Juana; la última es mía.