miércoles, 4 de enero de 2012

Crónica de una restauración


Había una vez un mueble. Él fue pensado por su creador para ser hermoso, para ser fuerte y noble. Pero su vida no fue apacible, y pasó por muchas manos. Algunas no lo trataron con cariño, lo pintaron con descuido, tapando sus lindos herrajes con el esmalte. Fue blanco. Fue azul. Fue verde. Y los años se fueron acumulando en su superficie, los insectos tejieron nidos entre sus patas, lo clavos y tornillos se oxidaron dentro de la madera. 

Cierto día, quien por ese momento fuera su dueño, puso este mueble en venta. Y ese día la suerte del mueble cambió, porque alguien lo encontró y lo fue a buscar al fondo del depósito donde estaba arrumbado. Alguien que casualmente estaba buscando uno como él para adoptar, y para darle amor con sus manos.

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A este muchachito (¿vajillero? ¿cómoda? ¿aparador?) lo compré por Mercado Libre porque me conquistaron inmediatamente su pinta, su módico precio, y su localización: mi barrio. Ah, sí, combinación infalible. Cuando lo fuimos a buscar, no se imaginan la cara del Ingeniero (de por sí, el no es fan de los muebles usados; su mente práctica indica que lo lógico sería ir a un solo negocio, comprar todos los muebles iguales y tener la casa lista en un periquete. Entiendan el tira-y-afloje que esto implica. Reconozco que me viene teniendo mucha paciencia). En fin, tuvo que hacer de tripas corazón para meter en su auto esta cosa llena de huevos de polillas, que encima casi no nos entra porque era mucho más grande de lo que yo me imaginaba. 

La pintura verde podría haber sido linda, pero estaba amarronada y pegajosa por los años (lo vendían como "pátina del tiempo" jaja) y tampoco cubría a todo el mueble por igual, fíjense que los costados tenían bastante azul. Sin mucha idea de qué hacer, empecé a lijarlo, y fueron apareciendo las capas de pintura: verde arriba, después azul, después algo que parecía blanco, y por allá lejos la madera. Pintura vieja, pegadísima. No hubo caso: ni a mano, ni con removedor, ni con la lijadora eléctrica pude llegar a la madera pura.

Después de los primeros intentos, tuve una etapa de desmoralización, porque no sabía cómo seguir. Me gustaba la pintura vieja decapada, en algunos sectores quedaba pintoresca, pero no en todos (es que el mueble tiene partes de madera maciza y partes de enchapado). Pasaron los meses y el mueble quedó -oh! cruel destino- arrumbado nuevamente, esta vez en mi terraza. El invierno y otras tareas fueron posponiendo su restauración, incluso "alguien" llegó a creer que nunca lo iba a terminar, ¡casi pierdo su respeto! Pero no. Cuando volvió el calorcito, me animé otra vez a trabajar en la terraza. Un sábado lo mandé al Ing. solo a un asado que teníamos (qué mala mina), me armé de todos los elementos necesarios y liquidé el asunto.

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En algunos sectores, donde la pintura vieja formaba un lindo dibujo, la dejé a la vista y le pasé betún de judea líquido para dar mejor tono. En otros sectores que estaban muy feúchos, pinté con acrílico blanco, pasé betún de judea (en este paso el blanco se vuelve marrón) y después con una lija fina, suavecito, fui descubriendo el blanco de abajo. Finalmente protegí todo con laca al agua transparente.

Un tema aparte fueron los herrajes. Primero, sacarlos, porque los tornillos se habían oxidado y falseado adentro de la madera. Después, limpiarlos: laburo de hormiga, porque algún animalito que no quiso tomarse el trabajo de sacarlos, pintó el mueble por encima de los herrajes... ¡una maldad! Tercero, poner una llave que, aunque no cierre, sirva como tirador para abrir el cajón. Por último todavía quiero cambiar el tirador de la puerta porque no es súper lindo. Eventualmente la idea también es cambiar la cerradura para que pueda cerrarse con llave, cuando llegue algún mocosín gateador a nuestras vidas (not yet, not yet).

Las últimas fotos son del mueble en contexto, donde antes teníamos una cómoda prestada que no me copaba:


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Hasta ahí la historia de esta restauración, en su versión novelera novelada.

El otro día aprendí que, según las terapias alternativas como el reiki, las manos son la extensión del corazón. Cuando usamos nuestras manos para acariciar, para sanar, para crear... estamos materializando nuestras emociones, nuestro amor. Eso explica por qué, para quienes nos gustan las manualidades o artesanías, ese acto mismo de crear tiene una carga emocional tan fuerte, y el hecho de trabajar con objetos no nos vuelve "materialistas" sino que por el contrario muchas veces nos despierta la sensibilidad hacia la vida, hacia los afectos, hacia lo trascendente. 

Les dedico este post como tributo a todas las personas que usan sus manos para crear -o recrear- objetos lindos, y que no lo hacen solamente como un negocio o como una técnica, sino que ponen el alma en eso, pensando en el placer de quien lo va a recibir, con una actitud de respeto hacia todas las personas y el medio ambiente, y con la intención de hacer más alegre el mundo en que vivimos.

Nota al pie: Gente, se me ha dado por escribir largo, no puedo parar. Mil disculpas a quienes no soportan tanta lectura, si quieren está permitido mirar solamente las fotos e imaginarse la historia (como cuando éramos chiquitos).


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17 comentarios:

  1. Espectacular!!!! el mueble ya de por sí es precioso, la forma, los herrajes y me encantó cómo te quedó el color, buenísimo, coincido con vos en el tirador, me suena que no era de ahí, pero ya llegará el que le cuadre justito. Te felicito! Besote!

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  2. Vic, te quedo espectacular!!! Y lo que más disfruté es el trasfondo, toda esa historia.. la crónica de la restauración!! Me morí de risa con lo del Ingeniero, cuyo sentido práctico de la vida le decía que ese mueble no era una buena idea. Jjajaj! Me encantó. Besos enormes y buen miércoles! c.

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  3. Me encantó la vida que le diste a ése mueble...y nada de largo, me gustó tanto la historia novelada del mueble que quería seguir leyendo!, Feliz año!!

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  4. Clap clap clap a la perseversancia! Te quedo requete lindo Vicky! Mori con la historia, confieso que cuando el texto viene largo y no me entretiene salteo de a parrafos, pero este me copo!
    Besotes!
    Mechi

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  5. 1.El mmueble: Buenisimo, te quedo perfecto!
    2.Las cronicas del Ingeniero son lo mas!!!!
    3.La reflexion final muy interesante
    4.me encanto el cuentito, me vino bien porque estoy por irme a dormir una siestona de pueblo!
    5.hasta la vista!

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  6. Te quedo genial! Que lindo!
    Ademas, la historia, buenisima!

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  7. Pues te quedó precioso, bien valió tu historia y las fotos ilustrativas!

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  8. Hermoso el mueble, pero más hermosa la reflexión sobre los que hecemos algo con las manos!.

    Buen empiezo de año! :)

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  9. Vic me he leído todo el post...soy más de palabras que de imágenes...el mueble te ha quedado precioso...pero si solo nos pones fotos y no reflexionas sobre ello...el mueble y tu trabajo no tendrían historia...me ha encantado el post...y la frase de que las manos son la extensión del corazón...yo pongo todo mi corazón en mis manualidades...
    un abrazo y espero que sigas creando cosas hermosas...

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  10. Ale, tirador antiguo se busca! ya sabés, cuando veas uno me avisás :)
    Pepita qué envidia nos dio por acá tu siesta!!
    Mechi un honor que no hayas salteado párrafos jaja
    Gracias a todas por los lindos comentarios! me alegro de que les haya gustado... el mueble, la historia, la reflexión. Besos!

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  11. Yo que lo conozco en persona puedo atestiguar que te quedo lindisimo!
    Yo también tengo mis muebles de la calle, con los que me encariñe aun mas que con los que compre nuevos. Será por que alguien los rechazo, que nos agarra como un cariño mas humano? O a lo mejor es por las horas lija y la búsqueda cuidadosa de su nuevo estilo.
    Muy lindo post, Vic.

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  12. Las manos ayudan a crear,librarse de energías negativas poniendo en algo positivo,y,creo que tù en ese plano eres una campeona!Que trabajo màs grande y que lindo!

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  13. Cómo me entretenés Vicu!!!!! Espectacular tu relato... yo que lo conocí desde "el vamos" sé el trabajo que te dio y el amor que le dedicaste. Felicitaciones!!!!

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  14. Víc! Me encanto la historia de este mueble! Que habilidosa! Te quedo llindisimo! Ojalá pronto pueda mandar a mi marido y mis niños a un asado y ponerme a restaurar la parva de muebles que vengo heredando y ojalá me queden tan lindos como a vos!
    Muy bien la idea de la llave anti manitas curiosas! Clave! Ja! Por casa todo tiene trabas!
    Besos linda!

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  15. Vicky! hoy entre a tu blog por primera vez! me leí toda la historia del mueble! te quedó esplendido!me encanta, te felicito! y por cieto...escribis fenomenal! Pipi

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  16. Qué buen gusto!!!! lo dejaste espectacular, manos de hada!!besos,seguime!!!

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  17. No sé cómo no conocía tu blog!!! El mueble y la historia, geniales.
    La reflexión final, puramente hermosa. Me sentí muy identificada. Con tu permiso (y la correspondiente cita), la tomo prestada.
    beso grande!
    (no dejes de ir por allá al barrio Italia en busca de tesoros)

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Gracias por comentar! Me alegrás el día... la semana... el mes... :)

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